Dentro de la concepción de cuerpo como algo perecedero, material, se introduce la tendencia de semejar el funcionamiento de éste al de una máquina, de ahí las comparaciones del inicio del comentario basados precisamente en esta misma visión. En la actualidad la idea de perfección de un individuo, contextualizado en el deporte, se basa en la eficiencia y eficacia de sus movimientos para lograr un fin determinado con éxito absoluto. Cuando se consigue esto se califica a la persona de ser una máquina. Ahora bien, ¿dónde están los limites en considerar las diferencias entre lo que sería realmente una máquina y aceptar como algo positivo el no serlo realmente?, se hace venta del cuerpo perfecto, el cuerpo idílico que consigue con exactitud y magnificencia el éxito, sin embargo ¿esto incluiría que una persona con deficiencia motriz, por ejemplo, no pudiese llegar a convertirse en ese ser que roza la perfección?. Fijémonos en el corredor de atletismo sudafricano Oscar Pistorius:
Este gran atleta, ha superado innumerables obstáculos para llegar donde está, logrando lo que muchos desearían. Habiendo introducido estos conceptos me gustaría dejar a continuación esta noticia.
¿Considerarías óptimo que este gran atleta pudiese participar en los juegos Olímpicos de Londres, compitiendo de forma normal?
Personalmente, y por muchos estudios que se hayan hecho de que las prótesis que tiene no producen ventaja alguna, soy del parecer que una máquina no es ni carne, ni hueso, ni músuculo, y por tanto no es fatigable, ni funcionará en las mismas condiciones como pueda hacerlo el funcionamiento de unas piernas.